todos se fueron: el más valiente bajo los focos, amenazante,
Tumbándome a golpes...
Y después un tipo asqueroso de pie, fumando un puro:
`Chico, tú no sabes pelear´, me dijo
y yo me levanté y le lancé un golpe por encima de una silla;
fue como una escena de película y allí quedó sobre su enorme trasero
diciendo sin cesar: `Dios mío, Dios mío, pero ¿qué es lo que te ocurre?´
y yo me levanté y me vestí, las manos aún vendadas,
y al llegar a casa me arranqué las vendas de las manos
y escribí mi primer poema..
y no he dejado de pelear desde entonces.